Que nadie se engañe: el Mitsubishi Lancer Evo 9 nunca fue un simple Lancer con esteroides. Cuando llegó a las manos de Sean Boswell en Fast and Furious Tokyo Drift, este coche ya llevaba más de una década haciendo temblar a sus rivales en el WRC y humillando a supercoches en las carreteras.
Lo avalaban cuatro títulos mundiales con Tommi Mäkinen y una reputación brutal en el mundo del tuning, así que cuando RMR (Rhys Millen Racing) recibió el encargo de preparar diez unidades para Fast and Furious Tokyo Drift, no estaban empezando desde cero sino que estaban tomando una bestia nacida para los tramos y enseñándole a bailar.
El resultado fue tan brillantemente absurdo como efectivo: un coche de rallies convertido en máquina de drift que, contra todo pronóstico, funcionaba de manera extraordinaria.
El Evo 9: la evolución final de una leyenda
Antes de meternos en las tripas del coche de la película, hay que entender qué era el Mitsubishi Lancer EVO 9 de serie. Estamos hablando de la novena (y prácticamente última) iteración de una dinastía que comenzó en 1992, así que para cuando llegó el EVO IX en 2005, Mitsubishi había perfeccionado la fórmula hasta límites absurdos.
El corazón de la bestia era el legendario 4G63: un 2.0 turbo que oficialmente desarrollaba 287 CV. Decimos “oficialmente” porque este motor es al límite de potencia lo que un político a la verdad, una relación puramente teórica. En realidad, la mayoría de unidades salían de fábrica rozando los 300 CV, y con un par de modificaciones básicas podías llegar fácilmente a los 400. Sí, aún daba coletazos el pacto entre caballeros.
De las etapas especiales a Fast and Furious Tokyo Drift
Cuando los productores de Fast and Furious Tokyo Drift decidieron incluir un Mitsubishi Lancer EVO 9 en la película, sabían exactamente lo que hacían. El coche tenía todo el pedigrí necesario para ser creíble en la escena tuning japonesa. Lo que nadie esperaba era la locura que RMR iba a perpetrar con él.
La transformación: Ingeniería hecha arte
En RMR no se conformaron con ponerle pegatinas y quedarse tan anchos. Construyeron diez unidades diferentes para Fast and Furious Tokyo Drift, cada una con un propósito específico. Algunas estaban destinadas a las escenas de acción más brutales (léase: acabar hechas añicos), mientras que otras eran para los primeros planos y las secuencias más técnicas.
La modificación más radical fue la conversión a propulsión trasera. Sí, has leído bien: pillaron un coche diseñado específicamente alrededor de su sistema de tracción total y le amputaron la conexión con las ruedas delanteras. Es como quitarle las alas a un F-16 y decir “ahora haz acrobacias”. Pero funcionó.
Anatomía de una bestia
El Mitsubishi Lancer EVO 9 que vemos en Fast and Furious Tokyo Drift no es solo un coche bonito. Es una obra maestra de la ingeniería con modificaciones que harían llorar a un purista:
Exterior
- Kit de carrocería APR completo que hace que el coche parezca que está enfadado incluso parado
- Alerón trasero APR en fibra de carbono que podría servir de mesa de ping-pong
- Fascia de EVO VIII (porque ¿por qué no mezclar un poco más las cosas?)
- Pintura House of Kolor Red que brilla más que el futuro de algunos políticos españoles
Interior
- Cuadro de instrumentos AutoMeter sobre fibra de carbono
- Volante Sparco con quick-release (por si necesitas salir pitando)
- Los asientos Recaro originales (porque hay cosas que no se tocan)
- Arneses Takata de 4 puntos (para cuando las cosas se ponen serias)
Mecánica
Aquí es donde la cosa se pone interesante:
- Motor 4G63 preparado por HKS hasta decir basta
- Turbo HKS que sopla más que un huracán
- Intercooler HKS Type R
- Sistema de escape que suena a música celestial
- Suspensión recalibrada para drift
- Manguetas modificadas para que el coche vaya más de lado que un cangrejo
- Frenos Brembo que podrían parar un tren
Las escenas: cuando el mito cobró vida
En Fast and Furious Tokyo Drift, el Mitsubishi Lancer EVO 9 no es solo un atrezzo más. Es prácticamente un personaje por derecho propio. Desde las escenas de aprendizaje en los muelles hasta las persecuciones por las calles de Tokio, el coche demuestra por qué se convirtió en una leyenda.
Seguramente, la secuencia más memorable es cuando Sean está aprendiendo a hacer drift en los muelles mientras lo observa Keichi Tsuchiya. Ver un Evo IX, un coche nacido para el grip, deslizándose de lado como si hubiera nacido para ello, es algo que se te queda grabado en la retina.
El legado más allá de Fast and Furious Tokyo Drift
De las diez unidades construidas para la película, solo unas pocas sobrevivieron al rodaje. La mayoría acabaron sacrificadas en el altar del entretenimiento, pero al menos una tuvo un final feliz. El YouTuber Dustin Williams adquirió una de las unidades principales en 2021 y la ha restaurado a su antigua gloria.
La influencia en la cultura del motor
El Mitsubishi Lancer EVO 9 de Fast and Furious Tokyo Drift hizo algo que parecía imposible: convenció a toda una generación de que un coche de rallies podía ser una máquina de drift perfectamente válida. Su influencia se puede ver todavía hoy en la escena del tuning, donde los Evos modificados para drift ya no son una rareza.
Conclusión: más que un coche de película
El Mitsubishi Lancer EVO 9 de Fast and Furious Tokyo Drift es más que un simple coche de película. Es un testimonio de una época en la que la imaginación y la ingeniería no tenían límites en la que convertir un coche de rallies en una máquina de drift no era una locura, sino un desafío a superar.
Representa todo lo que amamos de la cultura del motor: la innovación, la valentía de pensar diferente (toma nota, Jaguar) y, sobre todo, la capacidad de crear algo extraordinario a partir de algo ya excepcional. En un mundo gris donde los coches son cada vez más similares entre sí (en plan Tesla), ejemplos como este nos recuerdan por qué nos enamoramos de los coches en primer lugar.
Y si alguna vez te preguntas si tiene sentido convertir un coche de tracción total en uno de propulsión trasera, recuerda: Sí, lo es, hazlo. A veces las mejores ideas son las que parecen más locas al principio. Al fin y al cabo, eso es lo que hizo que Fast and Furious Tokyo Drift y su Mitsubishi Lancer EVO 9 pasaran a la historia.
Jose Manuel Miana es un culo inquieto amante del motor. Su filosofía es que nada es perfecto. Cuando no habla de coches, está aprendiendo sobre negocios y marketing.