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Un Mustang SVT Cobra R del 2000 destruido por el as del volante del año

José Manuel Miana

Imagen de un Ford Mustang SVT del año 2000 de color rojo, exhibido en el interior de un concesionario de autos. El vehículo está rodeado por postes de barrera y tiene un alerón trasero prominente. A la izquierda, hay un cartel de Capital One que menciona un evento de venta con pre-aprobación. En el fondo, se pueden ver ventanas grandes que muestran el exterior del concesionario y algunos autos estacionados afuera.
The Drive

Hay días en los que uno se pregunta si el carnet de conducir lo dan en una tómbola. Lo que ha pasado en el concesionario Tri-City Ford de Carolina del Norte nos confirma que sí, que algunos lo deben sacar en una rifa benéfica o en un sobre sorpresa.

Porque vamos a ver, queridos lectores de Miana Motor, ¿cómo narices consigues, dando marcha atrás en un parking, no solo atravesar la pared de un concesionario (que ya tiene tela), sino además acertar de lleno contra el único Mustang SVT Cobra R que llevaba allí expuesto casi 25 años sin molestar a nadie? Es como si intentando aparcar tu Dacia en el Corte Inglés acabaras estrellándote contra el mostrador de Cartier.

La obra maestra de SVT (ahora con abolladuras premium)

Imagen de un Ford Mustang SVT del año 2000 de color rojo, que ha sido impactado por un Hyundai Tucson. La Tucson ha atravesado el escaparate del concesionario, causando daños significativos en la parte trasera de la Tucson y en el lateral derecho del Mustang. No hay personas presentes en la escena.
The Drive

Antes de que nuestro protagonista acabara siendo víctima del conductor más hábil de Carolina del Norte, el SVT Cobra R del 2000 era (y sigue siendo) uno de los Mustang más especiales jamás fabricados. Cuando Ford Special Vehicle Team se puso manos a la obra con este proyecto, no se andaron con tonterías: crearon una bestia de 385 caballos que era más un coche de carreras con matrícula que un Mustang convencional.

El corazón de esta joya era un V8 de 5.4 litros que no era el típico motor americano de «mucho ruido y pocas nueces». Estamos hablando de un bloque de hierro fundido con culatas de aluminio, árbol de levas único y válvulas sobredimensionadas. La admisión era específica, con un plenum de mayor volumen y conductos rediseñados. Por si fuera poco, llevaba cigüeñal forjado, bielas Carillo y pistones forjados. Vamos, lo que viene siendo un motor preparado para el apocalipsis… o en este caso, para un encuentro inesperado con un Tucson.

Un Mustang hecho para galopar

Imagen de un Ford Mustang SVT Cobra R del año 2000 de color rojo brillante, estacionado en una carretera con un fondo natural de árboles sin hojas y un cielo nublado. El coche parece estar en excelente estado, con un exterior brillante y un diseño deportivo que incluye un parachoques delantero prominente, faldones laterales y un gran alerón trasero. El emblema del Mustang es visible en la parrilla frontal.
Mecum Auctions

Los ingenieros de SVT se pusieron en modo «todo lo que no sirva para ir más rápido, fuera». Y cuando decimos todo, es TODO:

  • Aire acondicionado: ¿Para qué? El sudor es gratis
  • Radio: El sonido del V8 es toda la música que necesitas
  • Insonorización: Peso innecesario
  • Asientos traseros: ¿Quién necesita amigos?
  • Moquetas traseras: Más peso a la basura
  • Faros antiniebla: Si no ves, no corras
  • Servofreno: Para que sepas lo que es frenar de verdad

El resultado fue un coche que pesaba 1.538 kg, que para un Mustang de esa época es como si Pavarotti se hubiera puesto a hacer CrossFit.

Unos números impresionantes incluso hoy

El Garage de Pepino | YouTube

Las prestaciones eran de auténtica locura para el año 2000:

  • 0-100 km/h en 4,4 segundos
  • Cuarto de milla en 12,9 segundos
  • Velocidad máxima de 280 km/h
  • Frenada 100-0 km/h en 32,6 metros
  • Aceleración lateral de 1,02 g

Y todo esto con una tecnología de hace más de 20 años, cuando la mayoría de los coches deportivos aún pensaban que el control de tracción era cosa de brujas.

El accidente del siglo

Esquema de una colisión en el concesionario Tri-City Ford. El diagrama muestra la disposición del concesionario, incluyendo el "Showroom Floor" y las áreas del "Tri-City Ford Dealership". El Ford Mustang SVT está estacionado y no se mueve. El Hyundai Tucson ha atravesado el escaparate del concesionario, causando daños significativos en la parte trasera de la Tucson y en el lateral derecho del Mustang. No hay personas presentes en la escena.
The Drive

Y aquí es donde entra en escena nuestro amigo del Tucson. El informe policial, que parece sacado de un sketch de humor, dice: «el conductor perdió el control mientras daba marcha atrás». Así, sin más. Como quien pierde las llaves o el móvil. Solo que en vez de perder un objeto, perdió la capacidad de distinguir entre el pedal del freno y el del acelerador, y de paso la capacidad de girar el volante en cualquier dirección que no fuera directamente hacia una de las 300 unidades que se fabricaron del Cobra R.

El coche siniestrado, que solo tenía 15 kilómetros en el marcador (menos que lo que hace mi madre para ir al súper), llevaba además un lazo navideño en el techo. Porque si vas a destrozar una pieza de colección valorada en 200.000 dólares, al menos que sea con estilo festivo.

El valor de lo irreemplazable

Esquema de una colisión en el concesionario Tri-City Ford. El diagrama muestra la disposición del concesionario, incluyendo el "Showroom Floor" y las áreas del "Tri-City Ford Dealership". El Ford Mustang SVT está estacionado y no se mueve. El Hyundai Tucson ha atravesado el escaparate del concesionario, causando daños significativos en la parte trasera de la Tucson y en el lateral derecho del Mustang. No hay personas presentes en la escena.
The Drive
Imagen de un Ford Mustang SVT del año 2000 de color rojo, con daños visibles. El coche tiene una gran abolladura en la puerta del lado del conductor y el parabrisas está roto. El vehículo está dentro de un garaje o taller, probablemente para reparaciones. Los daños sugieren que el coche estuvo involucrado en un accidente.
The Drive

La tasación de daños del informe policial (30.000 dólares) parece un chiste malo. Restaurar este coche a su estado original va a costar más que el presupuesto anual de muchos ayuntamientos. Y no es para menos: otro Cobra R del 93, con 66 kilómetros, se vendió este año por 211.000 pavos.

Consejos para el futuro

Imagen de un Ford Mustang SVT de color rojo encaramado en lo alto de una gran formación rocosa en medio de una calle de la ciudad. El cielo está lleno de nubes vibrantes y ardientes, sugiriendo una explosión o algún otro evento intenso. Debajo de la roca, numerosas personas corren en varias direcciones, creando una sensación de caos y urgencia. Palmeras y edificios urbanos bordean la calle, y hay otro coche en el suelo con personas corriendo alrededor. La escena es dinámica y visualmente impactante, capturando un momento de alta tensión y acción.
JM Miana

Si algo nos enseña esta historia es que:

  1. Si tienes una joya automovilística en tu concesionario, igual es buena idea rodearla de bolardos. O mejor aún, de un foso con cocodrilos.
  2. Si ves a alguien dando marcha atrás en un Tucson, sal corriendo.
  3. Si eres el del Tucson, igual es momento de plantearse el transporte público.

Moraleja final

Imagen de la etiqueta de la ventana de un Ford Mustang Cobra R del año 2000. Esta etiqueta proporciona información detallada sobre el vehículo, incluyendo su equipamiento estándar y opcional, economía de combustible y precios. La etiqueta es interesante y relevante porque ofrece a los posibles compradores una visión completa de las características, el rendimiento y el costo del coche.
The Drive

En Miana Motor siempre decimos que hay dos tipos de conductores: los que alguna vez han tenido un golpecito tonto, y los que dicen que nunca lo han tenido y mienten. Pero esto… esto es otro nivel. Es el equivalente automovilístico de intentar hacer un huevo frito y acabar quemando la cocina, el salón y media urbanización.

Por cierto, si alguien conoce al dueño del concesionario, que le diga que aceptamos hacer un reportaje completo de la restauración. Y si necesita un conductor para probar el coche cuando esté listo, nos sacrificamos. Todo sea por el periodismo.

Y si el conductor del Tucson está leyendo esto: tranquilo, que todos tenemos días malos. Aunque el tuyo ha sido especialmente memorable. Y caro. Muy, muy caro. Casi tan caro como explicarle al seguro cómo conseguiste convertir un simple aparcamiento en una recreación del final de Fast & Furious.

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