
Si aún no te suena la marca china Omoda, quédate con el nombre, porque en unos años la verás más que los radares de la DGT. Esta submarca de Chery, el mayor exportador de coches de China, ha llegado con SUVs baratos y con una calidad que, por 5.000 euros menos que un Nissan Qashqai, empieza a poner nerviosos a los fabricantes europeos.
Y es que la embestida china ya está aquí. MG, propiedad de SAIC, ha vendido más que Skoda, Renault y SEAT juntas. No es un aviso: es una declaración de guerra.
Tesla recula con el Model 2: no pueden competir
Hasta Tesla ha cambiado de rumbo. Su famoso Model 2, el coche eléctrico “barato” que prometieron, ha sido cancelado. En su lugar, están preparando un Model 2.5, una versión más asequible pero sin desarrollar desde cero, para no perder tiempo ni dinero. Porque si algo ha quedado claro es que los chinos van a toda pastilla y el resto del mundo va en segunda.
Jim Farley, CEO de Ford, lo dejó claro: «Nunca hemos visto un rival como este antes». Y no le falta razón.
Europa apostó todo a la ruleta eléctrica (y salió rojo China)
Mientras China se preparaba para dominar el mercado del coche eléctrico desde la extracción de materias primas hasta la fabricación de baterías, Europa decidió pegarse un tiro en el pie prohibiendo los motores de combustión.
No contentos con eso, en vez de mejorar los motores térmicos, hacerlos más eficientes y diversificar tecnologías, apostaron todos los huevos a la misma cesta. Una cesta que, oh sorpresa, no es suya, sino de China.
Porque la verdad es que Europa jamás debió tratar de competir en eléctricos, al menos no en las condiciones actuales. En lugar de eso, debería haber seguido perfeccionando la tecnología en la que era líder: los motores de combustión interna. No solo para hacerlos más eficientes y limpios, sino para evitar depender del país que ahora controla el 90% de la producción de baterías y sus materiales clave.
¿Por qué los chinos arrasan? Porque juegan con otras reglas
Mientras en Europa los fabricantes tienen que sobrevivir con impuestos, normativas absurdas y políticos que solo ven CO₂, en China el Estado subvenciona su industria como si no hubiera un mañana.
- Empresas como BYD, SAIC y Geely tienen acceso a créditos con calificación AAA, aunque en realidad no tengan activos suficientes para respaldarlos.
- El gobierno chino controla toda la cadena de suministro de baterías, asegurando que sus marcas tengan las materias primas más baratas del mercado.
- Los fabricantes chinos se matan entre ellos en su propio mercado, lo que los hace más competitivos y eficientes.
La UE ha reaccionado tarde y mal, anunciando aranceles que intentan ser más «sofisticados» que el 100% de tarifa plana que han puesto EE.UU. y Canadá. Spoiler: no van a servir de mucho.
Europa se ha dormido en los laureles (y ahora le toca pagar la siesta)
El problema de fondo no es solo China, es que las marcas europeas llevan décadas acomodadas. Mientras en Stuttgart y Múnich se pasaban los PowerPoints de sostenibilidad, los chinos han aprendido a hacer coches buenos, baratos y con tecnología propia.
Ahora, si Europa no espabila, sus fábricas van a acabar siendo museos y sus eléctricos «asequibles» seguirán costando el triple que un coche chino con más autonomía y tecnología.
Aquí, como siempre, la respuesta será más regulaciones, más impuestos y más multas a los conductores. Porque lo de competir, al parecer, no entra en el plan.
Jose Manuel Miana es un culo inquieto amante del motor. Su filosofía es que nada es perfecto. Cuando no habla de coches, está aprendiendo sobre negocios y marketing.