El último baile siempre es especial, y el del Citroën 2CV no podía ser menos. Cuando la marca francesa presentó el Citroën 2CV Charleston en el Salón de París en 1980, nadie imaginaba que aquella serie especial limitada a 8.000 unidades se convertiría en el broche de oro perfecto para la Deuche. Un canto de cisne que, como veremos, fue tan exitoso que acabó incorporándose a la gama regular hasta el final de la producción.
De serie limitada a estrella de la gama
El Citroën 2CV Charleston nació como una edición especial que buscaba dar un último empujón a las ventas del modelo. La fórmula era sencilla pero efectiva: tomar como base el 2CV 6 Club y vestirlo con una decoración bicolor de inspiración retro que evocaba a los grandes automóviles de lujo de los años 20.
El éxito fue inmediato. Tanto que en julio de 1981, apenas nueve meses después de su lanzamiento, Citroën decidió incorporar el Charleston a su catálogo regular. Puede que los primeros compradores de la serie limitada se sintieran algo decepcionados al perder la exclusividad, pero esto permitió que muchos más conductores pudieran disfrutar de la versión más elegante jamás vista en un 2CV.
Un diseño que marcó época
El responsable del diseño fue Serge Gevin, el mismo que más tarde crearía la serie especial Dolly. Curiosamente, Gevin quería llamar “Dolly” también a esta versión en homenaje a las Dolly Sisters, pero Citroën optó por “Charleston” para evocar el famoso baile de los años 20.
La combinación de colores inicial fue Rojo Delage y Negro, una elección nada casual ya que Delage era una prestigiosa marca francesa de automóviles de lujo de la época Art Déco. La decoración se completaba con una línea ondulada que separaba ambos colores, creando un efecto visual muy característico.
Evolución cromática y técnica
A lo largo de su vida comercial, el Citroën 2CV Charleston se ofreció en tres combinaciones de color:
- Rojo Delage/Negro (1980-1990)
- Amarillo Helios/Negro (1982-1983)
- Gris Nocturne/Gris Cormoran (1983-1990)
Técnicamente, el Citroën 2CV Charleston montaba el motor bicilíndrico refrigerado por aire de 602 cc que entregaba 29 CV a 5.750 rpm. Suficiente para alcanzar los 115 km/h y mantener un consumo contenido de 5,4 l/100 km a 90 km/h. A partir de 1982 incorporó frenos de disco delanteros, una mejora significativa respecto a los tambores originales.
El último 2CV
El 27 de julio de 1990 a las 16:30 horas, la fábrica portuguesa de Mangualde produjo el último 2CV de la historia. No podía ser otro que un Citroën 2CV Charleston en la combinación Gris Nocturne/Gris Cormoran. Era la unidad 5.114.969 desde el inicio de la producción en 1948.
¿Cómo hacerse con un Charleston hoy?
Si estás pensando en haceros con un Citroën 2CV Charleston, aquí van algunos consejos:
- Busca preferentemente unidades de la serie limitada inicial (1980-1981). Son las más cotizadas y las que mejor inversión representan. Se identifican por sus faros redondos pintados en rojo y la tapicería en patrón de pata de gallo.
- Las versiones posteriores (1981-1990) son más asequibles y fáciles de encontrar. Montan faros cromados y tapicería gris con motivos de rombos.
- Comprueba siempre que los números de chasis y motor coincidan con la documentación. Puedes usar CARFAX.
- Revisa exhaustivamente los bajos y los puntos de apoyo de la suspensión, zonas críticas de oxidación.
- Verifica que la decoración bicolor sea original y no un repintado posterior.
Los precios actuales oscilan entre los 14.500€ para un Citroën 2CV Charleston de la serie limitada en buen estado hasta los 10.500€ para versiones posteriores bien conservadas.
Conclusión: Un final a la altura
El Citroën 2CV Charleston representa el canto de cisne perfecto para un modelo mítico que lejos de ser una simple serie especial más, era un coche clásico instantáneo que consiguió dar un último momento de gloria a la Deuche y demostró que incluso al final de su vida comercial podía reinventarse y seducir a nuevos compradores.
Su combinación de colores retro, su equipamiento completo y su producción continuada durante una década lo convierten en una de las versiones más deseadas por los coleccionistas. Si estás pensando en comprar un 2CV, el Charleston es sin duda una de las mejores opciones. No solo por su valor histórico, sino porque representa la culminación de 42 años de evolución del modelo más carismático de Citroën.
Y es que, como decimos en Miana Motor, no hay mejor manera de despedirse que hacerlo por todo lo alto. El Charleston fue el último baile del 2CV, pero vaya baile nos regaló.
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Jose Manuel Miana es un culo inquieto amante del motor. Su filosofía es que nada es perfecto. Cuando no habla de coches, está aprendiendo sobre negocios y marketing.