
A ver, gasolineros, ¿qué es lo más loco que habéis escuchado esta semana? ¿Que la DGT ha instalado un radar en la M-30 con la excusa de reducir el cambio climático? Pues casi, pero no. Frankie Muniz es piloto de NASCAR en 2025. Sí, el chaval de Malcolm in the Middle, ese que pasaba más tiempo esquivando broncas de su madre que estudiando, se ha subido a un bicho de 700 caballos para batirse el cobre contra los yankees más duros del automovilismo.
Si ahora mismo estás con cara de emoji sorprendido, tranquilo. No es que Hollywood se haya vuelto loco y le hayan regalado un asiento por su cara bonita. No, amigos. Frankie lleva años dándole al acelerador como si estuviera huyendo de Lois, y este año quiere demostrar que su sitio está en la parrilla de salida y no en la alfombra roja. ¿Nos ponemos el casco y repasamos su historia?
De niño prodigio a devorador de asfalto
Muniz se hizo famoso con Malcolm in the Middle, pero mientras nosotros nos partíamos de risa con su vida desastrosa, él tenía claro que lo suyo no era solo la actuación. Desde chaval tenía obsesión por las carreras, y en 2004, con 19 años y la cartera bien abultada, decidió que ya era hora de probar suerte en competición.
Se apuntó a la Toyota Pro/Celebrity Race de Long Beach y, contra todo pronóstico, ganó. Ahí le picó el bicho de la velocidad y dejó la interpretación a medio gas para meterse en las fórmulas de desarrollo. En 2007, ya estaba compitiendo en la Champ Car Atlantic Series, la categoría previa a la extinta Champ Car. No, no era un paseo. Los pilotos allí van con el cuchillo entre los dientes, y Frankie tuvo que ponerse las pilas para no acabar como chicane móvil.
El tío se lo tomó en serio, nada de pasearse con un coche decorado con su cara. Compitió dos temporadas y llegó a conseguir un top-10 en la general en 2008. No era Michael Schumacher, pero tampoco era el típico famosete que compra un asiento para presumir en Instagram. Sin embargo, su progreso se frenó en seco.
Una pausa obligada y el regreso con hambre
Cuando todo apuntaba a que Muniz seguiría escalando en el automovilismo, su cuerpo dijo «hasta aquí». En 2009 sufrió una lesión en la muñeca y las costillas que le obligó a colgar el casco por una temporada… que acabó durando más de una década.
Durante ese tiempo, lo vimos haciendo de todo: desde tocar la batería en una banda de rock hasta volver a hacer algún que otro papel en la tele. Pero su verdadera pasión nunca dejó de ser la velocidad. Así que, cuando tuvo la oportunidad de volver a competir en 2023, se tiró de cabeza.
Su destino: la ARCA Menards Series, la antesala de la NASCAR. Ahí se midió con chavales con hambre y veteranos curtidos en mil batallas, y lejos de ser un florero, empezó a rascar top-10s. Vamos, que el tipo aún tenía manos.
2025: el gran salto a NASCAR

Y ahora es cuando la cosa se pone seria. En 2025, Frankie Muniz es piloto de NASCAR a tiempo completo. Ha firmado con Reaume Brothers Racing para correr la NASCAR Craftsman Truck Series con la Ford F-150 #33.
Su debut en Daytona fue un bautizo de fuego: una parrilla de locos, toques, accidentes y adelantamientos de infarto. Pero Muniz no se arrugó y consiguió meter el coche en el top-10, demostrando que no ha llegado aquí para ser una simple curiosidad de Hollywood.
Eso sí, la temporada es larga y la NASCAR es un infierno para los que no tienen experiencia. No basta con dar gas y esperar que todo salga bien. Aquí los pilotos se reparten cera en cada curva, y si no estás preparado, te mandan al muro en un abrir y cerrar de ojos.
Las claves para que Muniz no acabe como un «has been»
Si quiere sobrevivir en la NASCAR y no acabar como otro famoso que quiso jugar a ser piloto, Muniz tiene que centrarse en tres cosas:
- Adaptarse a los óvalos: No es lo mismo pilotar un monoplaza de la Atlantic Series que un pick-up de NASCAR. Son coches enormes, con poca aerodinámica y que exigen una forma completamente distinta de pilotar.
- Saber cuándo ir a cuchillo y cuándo no: En NASCAR, la estrategia es clave. Puedes ser el más rápido del mundo, pero si no sabes cuándo conservar neumáticos, aprovechar las banderas amarillas o moverte en el pelotón, estás muerto.
- Ganarse el respeto del paddock: Aquí los novatos lo tienen jodido. Si los veteranos ven que eres un paquete o que te pasas de listo, te lo harán pagar. Muniz necesita correr con cabeza y demostrar que puede pelear limpio sin ser un estorbo.
¿Y qué pasará en el futuro?

Si Muniz consigue hacer una temporada decente en la Truck Series, su siguiente paso lógico sería la NASCAR Xfinity Series, la antesala de la categoría reina. Y si sigue progresando, ¿quién dice que no lo veremos en la NASCAR Cup Series dentro de unos años?
Lo que está claro es que su historia es, cuanto menos, atípica. Pasar de actor infantil a piloto de NASCAR no es algo que se vea todos los días, y mucho menos hacerlo bien. Pero si algo ha demostrado Frankie es que no está aquí para hacer el ridículo porque Frankie Muniz es piloto.
Así que, amigos, tomad nota: Frankie Muniz es piloto. No un actor que juega a ser piloto, sino un tío que ha dejado Hollywood para comerse el asfalto. Si creías que la historia de Malcolm acabó en el último capítulo de la serie, prepárate, porque en NASCAR 2025, Muniz está escribiendo su mejor guion hasta la fecha… con olor a gasolina y neumático quemado.
Jose Manuel Miana es un culo inquieto amante del motor. Su filosofía es que nada es perfecto. Cuando no habla de coches, está aprendiendo sobre negocios y marketing.