Cómo la competencia desleal y los políticos corruptos destruyeron un gran producto
El Tucker Torpedo no solo fue un coche, sino un símbolo del emprendimiento, el símbolo de la libertad, la innovación, y el progreso.
Un sueño de innovación silenciado
Eran finales de la década de 1940. La industria del automóvil estadounidense se había dormido en los laureles y seguía fabricando modelos de preguerra, y en medio de ese conformismo nació un coche sin rival: el Tucker Torpedo de Preston Tucker.
Un diseño innovador y adelantado a su tiempo
El Tucker Torpedo era una maravilla tecnológica para su época. Su diseño aerodinámico y compacto, con una altura de solo 1524 mm (60 pulgadas), ofrecía un espacio interior excepcional. Su rasgo más distintivo era el “Ojo de Cíclope”, una tercera luz direccional que se activaba al girar y que mejoraba la visibilidad y la seguridad en las curvas.
El Tucker Sedán de 1948 estaba equipado con características nunca antes vistas que se convertirían en estándares en la industria años más tarde. Estas incluían:
- Cinturones de seguridad de serie: Una característica de seguridad poco común en la época (sí, se habría adelantado a Volvo).
- Parabrisas panorámico: Mejoraba la visibilidad y la sensación de amplitud en el interior.
- Dirección asistida: Facilitaba las maniobras, especialmente a baja velocidad.
- Motor de alto rendimiento: Su motor de origen aeronáutico producía 116 caballos de fuerza, lo que le brindaba un rendimiento superior.
- Salpicadero acolchado: Su salpicadero acolchado reducía los daños recibidos por los pasajeros en caso de colisión.
- Frenos de disco: El Tucker de 1948 utilizaba frenos de disco en todas sus ruedas.
Un motor de altos vuelos
El Tucker Torpedo no solo destacaba por su diseño, sino también por su motor.
Tras una serie de experimentos con un motor 589 de seis cilindros que daba problemas por todas partes, Preston Tucker decidió que lo mejor sería optar por una solución radical: Meterle un motor Franklin O-335 de helicóptero.
El motor Franklin era ligero y compacto, y ofrecía una potencia considerable. Sin embargo, su desarrollo fue lento y costoso, lo que contribuyó a las dificultades financieras de la Tucker Corporation.
El sueño del Tucker Torpedo termina bajo la sombra de la SEC
El Tucker Torpedo representaba una amenaza para los fabricantes automotrices tradicionales, quienes lo veían como un competidor formidable.
Las acusaciones infundadas y las campañas de desprestigio contra Preston Tucker y su empresa se intensificaron en todos los medios, y especialmente en el “Detroit News” que se llevó una demanda elegante por parte de la Tucker.
La Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos (SEC) investigó a Tucker por varios motivos y sin descanso a petición de los “Big Three” de la época: General Motors, Ford, y Chrysler, que tenían una gran influencia sobre la SEC.
La Tucker Corporation salió absuelta de todos los cargos, sin embargo, la presión de la industria, junto con las dificultades financieras y la negativa de los bancos a otorgar préstamos, llevaron al cierre de la Tucker Corporation en 1950.
Estas son algunas de las acusaciones a las que se enfrentó:
- Fraude: La SEC acusó a Tucker de fraude en la venta de acciones y accesorios de la Tucker Corporation alegando que el coche no era real. Sin embargo, nunca se presentaron pruebas que respaldaran estas acusaciones.
- Mala gestión financiera: Se acusó a Tucker de malversación de fondos de la empresa. Sin embargo, estas acusaciones nunca se probaron y los informes financieros de la Tucker Corporation indicaban una gestión responsable.
- Falta de experiencia: Se cuestionó la experiencia de Tucker en la industria automotriz. A pesar de tener una amplia experiencia en el sector, la industria tradicional lo veía como un intruso.
Por si fuera poco, los grandes fabricantes de la época iniciaron una campaña mediática de desprestigio destinada a destruir la idea del Tucker Torpedo antes de nacer:
- El diseño aerodinámico y futurista del Tucker Torpedo era considerado demasiado radical para los consumidores de la época. Los fabricantes tradicionales, con diseños más conservadores, ridiculizaban el aspecto del Tucker 48.
- La “tercera luz direccional” o “Ojo de Cíclope” era vista como una característica innecesaria y extravagante.
- La inclusión del cinturón de seguridad como característica estándar era una innovación para la época. Sin embargo, algunos sectores de la industria automotriz argumentaban que la presencia de cinturones de seguridad podría provocar que los consumidores percibieran el coche como menos seguro, ya que haría pensar a los conductores que se iban a estrellar.
Chúpate esa, SEC: Las 51 unidades de producción
A pesar de la presión y las dificultades, la Tucker Corporation logró construir 51 coches, incluyendo un prototipo para demostrar que la SEC mentía: El Torpedo era una realidad y no un sacacuartos.
Plantó ocho de esos coches en la puerta del juzgado y a la vista de todo el mundo.
Estos coches se convirtieron en piezas de colección muy codiciadas. Hoy en día, se estima que existen alrededor de 47 Tucker Torpedo, y su precio supera con creces el de cualquier Ferrari.
La película de Coppola: Un homenaje al sueño
La historia del Tucker Torpedo también ha inspirado a la industria del cine. En 1988, el director estadounidense Francis Ford Coppola dirigió la película “Tucker: The Man and the Dream” (“Tucker: Un hombre y su sueño” en España), un retrato biográfico de Preston Tucker y su lucha por construir el coche de sus sueños.
La película, protagonizada por Jeff Bridges, recibió críticas positivas y fue nominada a cinco Premios Óscar, incluyendo Mejor Director para Coppola.
Puedes ver el tráiler aquí:
El Tucker Torpedo: Un símbolo de innovación y lucha
La historia del Tucker Torpedo es una historia de innovación, perseverancia y lucha contra la competencia desleal y los monopolios.
Su legado sigue inspirando a las nuevas generaciones y su diseño vanguardista aún sorprende por su modernidad.
El Tucker Torpedo no solo fue un coche, sino un símbolo del emprendimiento, el símbolo de la libertad, la innovación, y el progreso.
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Jose Manuel Miana es un culo inquieto amante del motor. Su filosofía es que nada es perfecto. Cuando no habla de coches, está aprendiendo sobre negocios y marketing.