Lucid lleva tiempo intentando demostrar que lo suyo no es una copia de Tesla con otro logo. Ya con el Air dejaron claro que saben hacer berlinas con estilo y con músculo. Ahora se atreven con el Gravity, un aparato de cinco metros de largo, siete plazas, casi 830 caballos… y cara de tren de levitación magnética.
Lo llaman SUV, pero en realidad es un misil de lujo disfrazado de coche familiar. Y lo peor (o lo mejor): funciona.
Diseño: bienvenido al coche que parece del año 2040
Lo primero que llama la atención es que no parece un SUV. Al menos no uno al uso. Tiene formas redondeadas, mucha aerodinámica, luces que se estiran hasta el infinito y una presencia más cercana a una lanzadera espacial que a un Audi Q7. Mide 5,03 metros de largo, pero por las proporciones podría pasar por más bajo y más fino que muchos de sus rivales.
Donde otros SUV parecen una caja de zapatos con esteroides, este juega a ser elegante. Tiene tres filas de asientos reales, espacio suficiente para siete personas sin necesidad de amputaciones, y un maletero delantero en el que te puedes sentar. Literalmente. En Lucid dicen que lo han pensado para los ratos muertos mientras cargas la batería. Nosotros pensamos que es el sitio ideal para comerse un bocata mirando por encima del capó como un jubilado en obras.
Prestaciones: no es rápido, es directamente obsceno
Que nadie se engañe con su pinta pacífica: esto es un misil tierra-tierra. Lleva dos motores eléctricos, uno por eje, con un total de 828 CV y más de 1.200 Nm de par. Traducido: de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos, y eso que pesa más de 2.600 kilos. Vamos, lo que un Cayenne Turbo tardaba hace una década… pesando medio coche menos.
¿Y cómo se mueve? Pues sorprendentemente bien. Tiene dirección en las cuatro ruedas, suspensión neumática adaptativa, y todo lo que puedas esperar para que un coche del tamaño de un parking gire como un compacto deportivo. No estamos diciendo que sea un Alpine, pero para lo que pesa, se comporta como si desafiara las leyes de la física.
Interior: lujo moderno sin tontadas
Por dentro es todo diseño escandinavo con luces de neón. Maderas, aluminio, tapicerías finas, pantallas enormes pero bien integradas… y lo mejor de todo: es cómodo y funcional. La pantalla del conductor es curva, de 34 pulgadas, y hay otra en la consola central de 11 pulgadas para el climatizador, navegación, y demás zarandajas. Todo está donde debe estar, sin tener que hacer un máster para cambiar la temperatura del habitáculo.
Un punto curioso: el parabrisas continúa hasta bien entrado el techo, tipo monovolumen del futuro. Muy bonito, sí, pero en julio en Sevilla eso puede convertirse en un horno solar. Verás qué risa como se te rompa y tengas que cambiarlo.
Autonomía y carga: aquí se nota que Lucid va en serio
Lucid dice que el Gravity ofrecerá hasta 725 km de autonomía según el ciclo EPA, que es más realista que el WLTP europeo (que a veces parece sacado de un mundo de unicornios y arcoíris). Esto se consigue con una batería de 123 kWh, sin necesidad de irte a los 215 kWh del Cadillac Escalade IQ, que pesa como un edificio y consume como un petrolero.
Además, es compatible con carga de hasta 350 kW, lo que significa que en un cargador ultrarrápido puede recuperar más de 300 km en 11 minutos. Eso sí es carga rápida y no la risa floja de algunos “supercargadores” que prometen mucho y dan lo justito.
¿Y qué tal va de consumo? Apretando donde duele
Mientras otros eléctricos premium siguen chupando kilovatios como si no costaran, Lucid ha afinado el Gravity para que no consuma como una discoteca de Ibiza. Su consumo estimado es de unos 21 kWh/100 km, lo que lo coloca muy por debajo del BMW iX, el Mercedes EQE SUV o el Cadillac eléctrico que mencionábamos antes.
Es decir: corre más, pesa menos, gasta menos y tiene más autonomía. Blanco y en botella.
Precio: caro, sí, pero menos que otros que dan menos
El Lucid Gravity arranca en unos 79.900 dólares en EE. UU., lo que al cambio actual son unos 74.000 euros antes de impuestos. Vamos, que cuando llegue a Europa, con IVA, transporte y demás sablazos, se irá fácil a los 100.000 euros si lo quieres bien equipado.
Ahora bien, por ese dinero te estás llevando un coche con potencia de Ferrari, espacio de Volvo y diseño de concept car. Comparado con un EQE SUV, un BMW iX o incluso un Audi Q8 e-tron, el Lucid parece hasta barato.
A favor y en contra, sin cortapisas
Lo que mola
✅ Acelera como un cohete sin hacer ni un solo ruido
✅ Interior de diseño sin caer en la tontería digital
✅ Eficiencia eléctrica de verdad, no de marketing
✅ Tecnología bien metida, sin postureo
Lo que rasca
❌ El parabrisas hasta el techo va a freír más de una calva
❌ Nada de capacidades offroad reales, es más de asfalto que una Vespa
❌ Aún no lo venden en Europa, pero todo se andará
Veredicto Miana Motor: un SUV para los que odian los SUV
Si te molesta subirte a un SUV porque todos parecen iguales y se conducen como frigoríficos con ruedas, el Lucid Gravity es tu coche. Porque no se conduce como un SUV. Ni siquiera se comporta como uno. Es rápido, elegante, eficiente, y no te mira por encima del hombro. Y eso, en el mundo de los SUV premium, es casi revolucionario.
Jose Manuel Miana es un culo inquieto amante del motor. Su filosofía es que nada es perfecto. Cuando no habla de coches, está aprendiendo sobre negocios y marketing.