
En el gran teatro de los coches históricos (toma referencia al manual de Gran Turismo), pocos actores han protagonizado una transformación tan curiosa y entrañable como el Fiat 600. Nacido en Italia para alcanzar la motorización masiva, este pequeño urbanita cruzó los Alpes, se puso boina, se echó novia en Cuenca y acabó convirtiéndose en el queridísimo Seat 600. Un clon con acento español que revolucionó la movilidad en pleno franquismo y que, aunque era el mismo coche, vivió una historia paralela y tan apasionante como el original.
Pero… ¿cuánto costaba realmente el Fiat 600? ¿Y por qué alguien se plantearía si debía contarle a su mujer el precio ridículamente barato que pagó por él en 1960?
Fiat 600: barato incluso para su época

En Estados Unidos, tierra de motores V8, barcos con ruedas y arterias obstruidas, el Fiat 600 llegó como una opción exótica, casi de juguete, para quien buscaba ahorrar a lo bestia o hacer como que Kickapoo era parecido a Roma. El anuncio de 1960 no lo decía abiertamente, pero el mensaje estaba claro: “Compra esto, y aún te sobra para llenar el depósito con 20 centavos”.
Aquel Fiat 600 costaba 1.398 dólares, frente a los 1.565 del Volkswagen Beetle y los 1.645 del Renault Dauphine. En dólares de 2025, eso equivale a unos 15.259 €, es decir, más de 2.000 € de diferencia con sus rivales. Lo cual nos lleva al drama doméstico planteado en el anuncio de pro allá: ¿Debe un hombre contarle a su esposa lo poco que costó su Fiat 600? Pues depende… si ella quería un Beetle, igual mejor no.
Pero ojo, aquí en España la historia fue distinta, porque aquí el Fiat 600 no se vendió como tal. Aquí tuvimos a su primo españolizado: el Seat 600.
Seat 600: el coche que motorizó a España

El Seat 600 no fue solo un coche. Fue un símbolo nacional. De la transición del burro al coche. De los domingos de bocadillo en la playa. De las familias enteras apiladas dentro como si fueran sardinas en conserva. Entre 1957 y 1973, se fabricaron casi 800.000 unidades del Seat 600 en la Zona Franca de Barcelona.
Su precio inicial era de 65.000 pesetas en 1957, lo que al cambio de entonces (y ajustando con un poco de pan y pimiento) rondaría los 390 €. En 2025, eso equivale a unos 5.500 €. Sí, has leído bien: menos de lo que cuesta un patinete eléctrico tope de gama hoy.
Comparado con el Fiat 600 original, que en Italia costaba unas 590.000 liras (al cambio, similar), el Seat 600 fue una ganga nacional que permitió que España empezara a rugir… aunque fuera con un motor de 633 cc y 21 caballos que gemía más que rugía.
Fiat 600 vs Seat 600: las diferencias que no se ven (ni importan)

A nivel técnico, Fiat 600 y Seat 600 eran casi idénticos. Misma carrocería, mismo motor trasero refrigerado por agua, misma disposición mecánica y, en muchos casos, los mismos fallos. Pero donde la diferencia fue abismal fue en el contexto social y económico.
En Italia, el Fiat 600 era un paso más en la motorización postguerra. En España, el Seat 600 fue el primer coche de toda una generación. Era el vehículo de la clase trabajadora. El coche del cuñado, del abuelo, del que te llevaba a Benidorm con las ventanillas abiertas porque no había aire.
Y como curiosidad: el Fiat 600 tuvo versiones muy locas que aquí ni olimos. Desde el Fiat 600 Multipla (una especie de microbus precursor de la Múltipla tan denostada en los 90) hasta el Abarth 750 que sacaba los colores a muchos coches deportivos. En España nos tuvimos que conformar con ediciones especiales como el Seat 600 D o el 600 E, con ligeras mejoras pero la misma esencia. Aunque también nos lucimos con el Seat 800, que era el 600 con cuatro puertas.
¿Por qué el Fiat 600 fue tan barato?

Volvamos al dilema marital americano. ¿Por qué el Fiat 600 costaba menos que un Beetle o un Dauphine?
- Menos peso, menos metal, menos coste. Con 580 kg en vacío, era un coche mínimo.
- Producción en masa italiana. Fiat llevaba ventaja en volumen frente a Renault y VW.
- Menos equipamiento. Lo justo para no morir de frío y poder frenar.
Pero su precio no era sinónimo de chatarra. Al contrario: el Fiat 600 era fiable, económico y sorprendentemente resistente para su tamaño. Fue una revolución para el transporte urbano, y en muchas ciudades europeas aún quedan unidades circulando como clásicos urbanos.
De icono barato a clásico de culto

Tanto el Fiat 600 como el Seat 600 han vivido un curioso renacimiento. De coches utilitarios para ir al trabajo han pasado a ser joyas de coleccionista, especialmente entre los nostálgicos que los recuerdan con cariño y sudores.
Hoy en día, encontrar un Fiat 600 restaurado puede costarte entre 10.000 y 20.000 €, dependiendo del estado, la versión y el país. Los Seat 600, sobre todo si están en estado original y matriculados históricos, no bajan de los 7.000 € en condiciones decentes.
Así que sí: aquel marido de Wisconsin que compró un Fiat 600 por cuatro perras en 1960 e hizo ver que era “caro como el Beetle”, probablemente hoy tenga una excusa más para no decir la verdad. Porque ese coche ahora vale más que muchas relaciones duraderas.
El Fiat 600 fue barato, pero no tenía precio
El Fiat 600 fue una jugada maestra de la industria automovilística italiana. Más barato que el Beetle, más simpático que el Dauphine y más querido que ambos en muchas partes de Europa. En España, convertido en Seat 600, se ganó un hueco en el corazón de millones de familias, y sigue siendo uno de los clásicos más entrañables y reconocibles de nuestro parque móvil.
Y si hoy ves uno aparcado, probablemente tenga detrás más historias que kilómetros.
Jose Manuel Miana es un culo inquieto amante del motor. Su filosofía es que nada es perfecto. Cuando no habla de coches, está aprendiendo sobre negocios y marketing.