
Si eras de los que se echaban maratones de Gran Turismo 2 en la PlayStation original mientras tu madre gritaba que apagaras la consola porque ibas a fundir la tele, seguramente recuerdes un coche raro con nombre de marca de whisky japonés: el Tommykaira ZZII. Un unicornio. Un prototipo. Una locura que estuvo a punto de llevar a Japón al Olimpo de los superdeportivos junto al McLaren F1 y el Carrera GT… pero que se quedó a medio camino. Ahora, gracias a un vídeo glorioso de Dino DC, hemos podido volver a verlo, escucharlo y babear como si estuviéramos en 2001. Y sí, sigue siendo tan brutal como lo recordabas.
El sueño japonés de humillar a Porsche

El ZZII fue la carta más ambiciosa de Tommykaira, una casa de tuning japonesa que, antes de lanzarse al vacío con su propio coche, se había hecho un nombre retocando Nissans, Mercedes y Subarus con más sal que el caldo de tu abuela. Después de su primer modelo, el ligero ZZ, quisieron lanzarse a lo grande: un supercoche con motor central, tracción total y 550 caballos que pudiera plantar cara al mismísimo Carrera GT. Y no en una carretera de montaña cualquiera, sino en Le Mans. Pero claro, una cosa es soñar, y otra muy distinta es fabricar coches en serie.
El corazón del ZZII es un motor que los gasolineros de bien ya tienen tatuado en la mente: el RB26DETT del Nissan GT-R R34, pero con esteroides. Lo subieron hasta 2.7 litros y le sacaron 550 caballos, todo montado en posición central trasera. Un planteamiento brutal sobre el papel, más aún si añadimos su idea original: usar el sistema ATTESA de tracción total del GT-R… pero a la inversa. Sí, el diferencial delantero del Skyline habría sido el trasero del ZZII. Lamentablemente, los problemas técnicos y la falta de dinero acabaron dejando al prototipo en tracción trasera, pero la idea estaba ahí: un Godzilla de motor central que no quería copiar a Ferrari, sino reinventar el concepto.
Chasis de aluminio, alma de videojuego

Lo flipante del ZZII no era solo su motor, sino el conjunto. El chasis, por ejemplo, era de aluminio, con un diseño curvado en el centro para ganar espacio en el habitáculo. Sí, como una bañera de carreras con jaula incorporada. La suspensión delantera era de doble horquilla con pushrods, al más puro estilo Fórmula 1. Y para rematar el conjunto, el coche pesaba en torno a 1.000 kilos en su versión conceptual aunque con carrocería definitiva y tracción total, Autobacs (su socio en la aventura) hablaba de unos 1.200 kilos. Aun así, una cifra de locos.
Por dentro, el ZZII no era una cáscara de carbono a lo Lotus Elise. No, aquí había aire acondicionado, sistema de sonido con CD y cassette, y una consola doble DIN. Porque claro, si querían venderlo fuera de Japón (de ahí que este prototipo sea conducción a la izquierda), no podían sacarlo como una barqueta sin comodidades. Y aún así, el interior sigue teniendo ese aire de prototipo que mezcla crudeza con encanto: mandos sencillos, relojes analógicos y un ambiente más de nave espacial artesanal que de coche de producción.
Estéticamente, el ZZII era un cóctel entre McLaren F1 y Nissan Skyline: faros triangulares, tomas de aire en el techo, cuádruple óptica trasera y un difusor que parecía diseñado para cortar el aire… y a quien se cruzase. Era una nave. Una declaración de intenciones. Una locura que solo podía venir de Japón en su época más dorada, cuando el país no temía soñar a lo grande aunque luego la realidad le metiera un sopapo.
Un coche, un prototipo, un vídeo y muchas lágrimas

Y es que sí, solo existe un Tommykaira ZZII funcional en el mundo, y es el que sale en el vídeo de Dino DC. Y no lo prueba cualquiera: lo mueve Yoshikazu Tomita, uno de los fundadores de Tommykaira, que aún guarda ese brillo en los ojos de quien rozó el cielo con los dedos. En el vídeo, Tomita explica las soluciones técnicas, el concepto de la tracción invertida, y cómo el cambio Getrag de seis velocidades del R34 fue adaptado al chasis, con una palanca al estilo dog leg (primera hacia abajo y a la izquierda), como en un coche de carreras de verdad.
Verlo moverse, aunque sea en el parking de Tommykaira dando vueltas, es como ver a un dinosaurio vivo. El coche suena bien, se ve ágil, y aunque nunca llegó a homologarse ni a competir, sigue siendo una pieza de ingeniería adelantada a su tiempo. De hecho, según dice el propio Tomita, todavía sueñan con encontrar un socio que quiera fabricar una serie limitada. Un delirio, pero también una esperanza: ¿y si hoy, con tecnología moderna y el hype retro que nos invade, el ZZII tuviera una segunda oportunidad?
Imagínate: versión modernizada, sin alterar el diseño, con el mismo RB26 actualizado, materiales compuestos y la promesa de cumplir el sueño que se quedó a medias. No competiría en Le Mans, claro, pero tendría el corazón de un GT1 de los 90 y el alma de un coche pixelado que nos enamoró en la consola. Y eso no se puede comprar. Bueno, sí: se podía comprar… en la tienda de segunda mano de Gran Turismo.
El ZZII es historia viva… aunque nunca haya vivido del todo

El caso del Tommykaira ZZII es de esos que duelen y fascinan al mismo tiempo. Como el de un grupo musical que saca un disco brillante justo antes de disolverse. Como un jugador prometedor que se lesiona antes del debut. El ZZII tenía todo para triunfar: potencia, diseño, ingeniería, concepto y hasta pedigree videojueguil. Pero también tenía todo en contra: escasez de fondos, complejidad técnica y un mercado que en 2001 ya se estaba empezando a encoger para los coches de nicho locos.
Sin embargo, aquí estamos, hablando de él 25 años después. Porque ese es el poder de los coches con alma: pueden no existir en serie, pueden no pisar el asfalto de un circuito, pero si consiguen prender la chispa en miles de gasolineros por el mundo, ya han cumplido su propósito. El ZZII vive en nuestras memorias, en nuestros juegos, y ahora también en un vídeo que lo ha devuelto a la vida por unos minutos.
¿Lo volveremos a ver? ¿Se animará alguna marca loca a fabricarlo en serie limitada, aunque sea como coche de colección? Quién sabe. Lo que está claro es que el ZZII no era un render ni una fantasía: era real, sonaba bien, y merecía más. Como tantas cosas en la vida, llegó demasiado pronto… y el mundo no estaba listo para él.
Galería del Tommy Kaira ZZII
Jose Manuel Miana es un culo inquieto amante del motor. Su filosofía es que nada es perfecto. Cuando no habla de coches, está aprendiendo sobre negocios y marketing.