Henry Ford y la revolución del Model T: Ingeniería para las masas

José Manuel Miana

Claro, aquí tienes: La imagen muestra una ilustración de un coche vintage con el texto "HENRY FORD" en su lateral. El coche está siendo conducido por una persona cuyo rostro está oculto. El fondo muestra un paisaje rural con fábricas que emiten humo, sugiriendo un entorno industrial. El texto "LA REVOLUCIÓN DEL MODEL T" se muestra de manera prominente en el cielo sobre el coche. Esta imagen es interesante y relevante ya que parece representar el impacto histórico del Ford Model T en la industrialización y el transporte.

“Construiré un automóvil para la gran multitud. Será lo suficientemente grande para la familia, pero lo suficientemente pequeño para que un individuo lo pueda conducir y cuidar. Se construirá con los mejores materiales, por los mejores hombres que se puedan contratar, siguiendo los diseños más simples que la ingeniería moderna pueda concebir. Pero su precio será tan bajo que ningún hombre con un buen salario será incapaz de tener uno, y disfrutar con su familia de la bendición de horas de placer en los grandiosos espacios abiertos de Dios”.

— Henry Ford

Hoy nos metemos de lleno con una de las mayores leyendas de la historia del automóvil. Y no, no vamos a hablar de Ferrari ni de Lamborghini. Nos vamos a centrar en el coche que cambió el mundo para siempre: el Model T de Henry Ford.

“Voy a hacer un coche para el currante de a pie”, soltó Henry Ford un día, y vaya si lo hizo. La verdad es que nosotros siempre hemos pensado que se le ocurrió la idea después de que algún trabajador llegara tarde por enésima vez a la fábrica con la excusa de que vivía lejos.

Seguro que Henry Ford se hartó y pensó: “¿Que vives lejos? Pues toma coche, a ver si así dejas de dar por saco con las excusas”. Y así, entre cabreo y cabreo, el tío acabó revolucionando el mundo del motor.

La idea de Henry Ford que lo cambió todo

Claro, aquí tienes: La imagen muestra un taller vintage con cuatro personas vestidas con trajes examinando un automóvil antiguo, probablemente un Model T. El taller está lleno de diversas herramientas, equipos y planos. En el fondo, hay dos grandes pizarras negras que muestran dibujos técnicos detallados y esquemas de piezas mecánicas y vehículos. La escena está iluminada por bombillas colgantes, creando una atmósfera cálida y nostálgica.
JM Miana

Situémonos: 1908. Mientras todos los fabricantes estaban a lo suyo haciendo coches para cuatro ricachones, Henry Ford estaba en su taller maquinando lo que vendría a ser el equivalente automovilístico a una navaja multiusos: el Model T.

El Motor del Model T era un diamante en bruto… O bruto a secas

La imagen muestra un motor detallado y complejo, probablemente de un vehículo antiguo como el Ford Model T, colocado sobre un banco de trabajo de madera en un taller. El taller tiene una estética rústica e industrial, con paredes de ladrillo expuesto y varias herramientas y equipos dispersos alrededor. Hay una lámpara prominente y antigua con una bombilla de filamento brillante en el lado izquierdo del banco de trabajo, proporcionando una iluminación cálida a la escena. En el fondo, hay un gran dibujo técnico o plano en la pared, añadiendo al ambiente técnico e histórico del entorno. La imagen es interesante y relevante porque muestra la complejidad y la artesanía de la ingeniería automotriz temprana, destacando la ingeniosidad mecánica del pasado.
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Empecemos por el corazón de la bestia. ¿20 caballos os parecen pocos? A nosotros también, pero esperad a ver lo que conseguía hacer este pequeñín. Estamos hablando de un tetracilíndrico en línea de 2.9 litros que, aunque hoy en día cualquier utilitario le da mil vueltas, en su época era la leche en bote.

Os contamos el secreto: culata de hierro fundido, árbol de levas en cabeza y dos válvulas por cilindro. Todo refrigerado por agua, como Dios manda. Y aquí viene lo mejor: gastaba menos que un mechero. Hacía 21 kilómetros por litro, que hay coches modernos que ya quisieran.

La caja de cambios: Simple pero matona

Claro, aquí tienes: La imagen muestra a tres personas en un taller, discutiendo alrededor de un dispositivo mecánico complejo, posiblemente una caja de cambios o un motor. Las personas están vestidas con ropa vintage, incluyendo sombreros y delantales, lo que sugiere un contexto histórico o retro. El taller está lleno de diversas herramientas y equipos colgados en las paredes y colocados en bancos de trabajo. Una persona está señalando el dispositivo mecánico, otra sostiene un manual técnico o plano, y la tercera está manipulando el dispositivo. La escena es interesante y relevante ya que representa un entorno de trabajo de ingeniería o mecánica detallado y colaborativo, destacando las complejidades del diseño mecánico y el trabajo en equipo.
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Aquí viene lo bueno. Ford se quedó mirando las cajas de cambios de la época y debió pensar “menuda chorrada”. Se puso manos a la obra y lo que hizo fue crear un sistema de transmisión planetaria de dos velocidades tan simple que hasta nuestro vecino Manolo podría arreglarlo con una llave inglesa y dos dedos de frente. No era nada del otro mundo, pero funcionaba que te cagas.

El chasis era más flexible que una novia contorsionista

La imagen muestra a un hombre en un taller señalando el chasis de un Ford Model T. El taller está lleno de diversas herramientas y equipos colgados en las paredes y colocados en bancos de trabajo. El chasis está colocado sobre un montón de pequeños bloques de madera. Hay un cartel junto al chasis con texto que dice: "This Ford Model chassis and bend chassis... with flexibility is becidel, its flexibillly and here that for movement."
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Y ahora viene lo que más nos flipa del Model T, y que seguramente muchos no sabéis: Ford diseñó el chasis para que fuera flexible a propósito. Sí, como lo oís. Mientras que ahora todos los fabricantes se dejan la vida haciendo chasis súper rígidos, Ford hizo justo lo contrario, y el tío tenía toda la razón del mundo.

¿Por qué? Pues porque en aquella época las carreteras eran más bien caminos de cabras. El chasis flexible permitía que el coche se retorciera cuando pillaba un bache. Era como tener una suspensión extra metida en los huesos del coche. Menuda cabeza, el Henry Ford este.

La carrocería era dura como el pan de ayer

Claro, aquí tienes: La imagen muestra a dos personas trabajando en un coche antiguo frente a un taller rústico. El coche parece ser de principios del siglo XX, con signos visibles de desgaste y óxido. Una persona está arrancando el motor del coche, mientras que la otra está cerca, posiblemente asistiendo. El taller en el fondo tiene varios carteles que anuncian "Vanadium Steel" y otros productos relacionados. La escena evoca una atmósfera histórica o nostálgica, destacando la tecnología automotriz y las prácticas de reparación de principios del siglo pasado.
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La carrocería la hicieron de acero al vanadio, un material que el propio Henry Ford desarrolló porque, por lo visto, hacer coches no era suficiente reto. Nosotros hemos visto alguno de estos cacharros y os podemos asegurar que aguantaban más que las excusas de un mal pagador.

Los mandos: Un gimnasio sobre ruedas

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Conducir un Model T era más complicado que hacer la declaración de la renta a mano. Necesitabas más extremidades que un pulpo para manejarlo. ¿Motor de arranque? Ni de coña. Aquí lo que había era una manivela que te podía dislocar el hombro si no tenías cuidado (es en serio, la expresión “cranky” en inglés viene de arrancar el coche).

Y el tema de los frenos… madre mía. Un pedal para las ruedas traseras y una palanca para las delanteras. Tenías que ser más coordinado que un batería de heavy metal para no liarla parda.

Cuando todo cambió

La imagen muestra una escena rural pintoresca al amanecer o al atardecer, con una familia de pie junto a un automóvil de principios del siglo XX en un camino de tierra con vistas a un pueblo. El pueblo presenta una mezcla de casas residenciales, edificios industriales con chimeneas que emiten humo y campos verdes exuberantes. El cielo está lleno de dramáticos rayos de luz solar que atraviesan las nubes, creando una atmósfera cálida y vibrante. La escena es interesante ya que captura un momento de transición entre la vida rural e industrial, destacando los primeros días de los viajes en automóvil y el impacto de la industrialización en los pequeños pueblos.
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Mirad, el Model T no fue solo un coche más. Fue el principio de algo mucho más grande. De repente, la gente podía permitirse tener un coche. Podían vivir lejos del curro, visitar a la familia en otros pueblos, mudarse lejos de la suegra, y moverse con libertad sin tener que vender un riñón.

Los barrios crecieron, las carreteras se multiplicaron, y el mundo cambió para siempre, y todo gracias a un tío cabezota que se empeñó en hacer un coche para el pueblo llano.

Si no llega a ser por el humide T, no tendrías un Ferrari. Auque seguramente todavía no tengas un Ferrari… y tampoco un T. No pasa nada, también le debes la existencia de tu Seat Ibiza.

Para terminar…

La imagen muestra una escena rural pintoresca al amanecer o al atardecer, con una familia de pie junto a un automóvil de principios del siglo XX en un camino de tierra con vistas a un pueblo. El pueblo presenta una mezcla de casas residenciales, edificios industriales con chimeneas que emiten humo y campos verdes exuberantes. El cielo está lleno de dramáticos rayos de luz solar que atraviesan las nubes, creando una atmósfera cálida y vibrante. La escena es interesante ya que captura un momento de transición entre la vida rural e industrial, destacando los primeros días de los viajes en automóvil y el impacto de la industrialización en los pequeños pueblos.
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El Model T fue el coche que le dio un tortazo a todo el sistema establecido. Henry Ford no solo fabricó un coche; creó una revolución sobre cuatro ruedas que le dijo al mundo: “Así es como se democratiza el automóvil, chúpate esa, Oldsmobile”.

Vale que tenía la potencia de un secador de pelo y que era más complicado de manejar que un móvil depara tu padre, pero cambió el mundo para siempre. Y eso, amigos y amigas del motor, es lo que cuenta.

¿Qué os ha parecido?

Nosotros flipamos cada vez que investigamos sobre este coche. ¿Vosotros qué opináis? ¿Os habría molado tener uno? Dejadnos vuestros comentarios abajo y contadnos qué os parece esta joya de la historia del motor.

Y si os ha gustado el artículo, ya sabéis: compartidlo con vuestros colegas frikis de los coches. ¡Nos leemos en el próximo post!

Actualización: Si queréis ver un Model T en persona, os recordamos que hay uno expuesto en el Museo Nacional de la Ciencia y la Tecnología. ¡Vale la pena el viaje!

BONUS: Philomena Cunk da su opinión sobre el Model T de Henry Ford

BBC | YouTube
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