Si hay algo que define el Nürburgring, además de sus 73 curvas y su capacidad para humillar egos, es ser el lugar donde los mejores coches del mundo se baten el cobre. Allí, los europeos juegan en casa, los japoneses se ganan el respeto, los chinos despuntaban con el Xiaomi SU7 Ultra, y los americanos… bueno, hasta ahora iban de visita. Pero Ford ha dicho basta. Con el Ford Mustang GTD, los yanquis han dejado claro que también saben domar el “Infierno Verde” y se han marcado un tiempo de 6:57.685. Esto no es solo historia, es un aviso a navegantes: el muscle car ha evolucionado.
Una máquina hecha para romper cronos
El Ford Mustang GTD no es el típico muscle car que derrapa en las rotondas y deja un rastro de humo, frustración, y espectadores atropellados. Este coche tiene músculo, pero también cerebro. Bajo su capó late un motor V8 de 5.2 litros sobrealimentado, que entrega unos brutales 815 caballos de potencia. Más que suficiente para plantar cara a la élite europea y dejar atrás a más de uno con el ego tocado.
Pero lo que hace especial al Ford Mustang GTD no es solo el motor. Ford ha sacado toda la artillería: suspensión semiactiva, aerodinámica activa y una transmisión trasera digna de un coche de carreras. Y lo mejor, todo esto está homologado para carretera. Sí, puedes ir a comprar el pan con este coche… si el panadero vive a 300 km de tu casa.
El día de la verdad
El gran protagonista de esta hazaña fue Dirk Müller, un piloto curtido en mil batallas que conoce el Nürburgring como el pasillo de su casa. El 7 de agosto, bajo un cielo que parecía querer chafarle la fiesta a Ford, Dirk se subió al Ford Mustang GTD para hacer historia. La tensión en el equipo era palpable. Como bien diría cualquier español, estaban todos “con el corazón en un puño”.
Las primeras vueltas fueron de tanteo, pero cuando Müller pisó a fondo, los cronómetros empezaron a temblar. En el pit lane, los ingenieros contaban los segundos como si estuvieran en la tómbola, esperando ese número mágico. Y llegó: 6:57.685. El Ford Mustang GTD había bajado de los siete minutos, y lo había hecho con estilo.
Más que un coche, un manifiesto
El Ford Mustang GTD no es solo un coche, es una declaración de intenciones. Ford no se conforma con ser el “rey del cuarto de milla”; quiere competir en el olimpo de los superdeportivos. Y lo ha conseguido. Porque este Mustang no solo es rápido, también es refinado, capaz de codearse con lo mejor de lo mejor.
Eso sí, este nivel de excelencia no sale barato. Por un precio de salida que ronda los 300.000 euros, este Mustang GTD está reservado para unos pocos privilegiados. Pero, ¿qué son unos cuantos billetes cuando puedes tener un trozo de historia americana en tu garaje?
Un futuro prometedor
Lo más impresionante del Mustang GTD no es lo que ha conseguido, sino lo que promete. Según Ford, todavía queda margen para mejorar. “Hemos dejado algo de tiempo en el Nürburgring”, dicen. Y si lo dicen, habrá que creerles. Porque está claro que este coche no ha llegado para ser una anécdota; ha llegado para quedarse.
Jose Manuel Miana es un culo inquieto amante del motor. Su filosofía es que nada es perfecto. Cuando no habla de coches, está aprendiendo sobre negocios y marketing.