
En el mundo de los coches, hay máquinas que trascienden su propia existencia. No es solo que fueran rápidas o ganaran carreras, sino que dejaron huella en la memoria colectiva de los gasolineros de pura cepa. Y si hay uno de los mercedes icónicos que encaja a la perfección en esa categoría, es el Mercedes CLK DTM de la era dorada del Deutsche Tourenwagen Masters. Un aparato que no solo destrozó a la competencia en el año 2000, sino que también se convirtió en un icono gracias a los videojuegos. Pues bien, ahora puedes hacerte con uno.
Claro, si tienes el bolsillo más lleno que el de un jeque árabe.
Un pura sangre con historia… pero sin carreras

El coche en cuestión es un Mercedes CLK DTM de 2000, pero no uno cualquiera. Se trata del chasis 001, una unidad de desarrollo construida por HWA, el equipo encargado del programa DTM de Mercedes en aquellos años gloriosos. Bernd Schneider, el piloto más laureado del campeonato, lo usó para pruebas y puesta a punto antes de arrasar en la temporada de 2000 con un coche gemelo.
Y aquí viene la parte curiosa: este Mercedes-Benz CLK DTM nunca llegó a competir oficialmente. Es un coche de pruebas, un arma de desarrollo que sirvió para que Mercedes dominara la categoría con mano de hierro. Un dato que, dependiendo de cómo lo veas, puede restarle o sumarle valor.
Porque sí, no tiene un historial de batallas épicas rueda con rueda. Pero, al mismo tiempo, es el primer CLK DTM de la parrilla, el que sentó las bases del coche que terminó llevándose el título. Un pedazo de historia del automovilismo con pedigrí de campeón, aunque nunca viera la bandera a cuadros en una carrera oficial.
De los circuitos a la pantalla de tu PlayStation


Si tienes más de 30 tacos y creciste quemando rueda en Gran Turismo 3 y 4, este coche seguramente te suene más que el bocinazo de la ITV. El CLK DTM con la icónica decoración de D2 Mannesmann fue una de las bestias más queridas del juego, un coche que no tenía la potencia de los prototipos de Le Mans pero que se manejaba como un sueño.
De hecho, su historia con los videojuegos empieza antes: en Gran Turismo 2 ya aparecía de forma oculta, bajo el nombre de «CLK Race Car». No se podía conseguir sin hacer trampas, lo que lo convirtió en un mito para los más frikis del tema.
Vamos, que este CLK no solo forma parte del DTM, sino que es una pieza clave en la nostalgia digital de toda una generación.
El corazón de la bestia: un V8 con solera

A nivel técnico, este CLK DTM comparte chasis y arquitectura con el resto de sus hermanos de la parrilla. No te dejes engañar por su carrocería, porque debajo de esa piel de CLK se esconde un auténtico prototipo con chasis tubular y carrocería de fibra de carbono.
Bajo el capó, un V8 atmosférico de 4.0 litros que enviaba toda la potencia al eje trasero. Un motor sencillo en concepto, pero afinado hasta la perfección para extraer unos 443 CV en un coche que apenas pesaba 1.000 kg. Para ponerlo en perspectiva, tenía la misma relación peso-potencia que un McLaren 720S actual, pero con un enfoque puramente de carreras.
¿Cuánto cuesta esta joya?

El coche ha pasado por varias manos, incluyendo la colección de Alcides Diniz (tío del expiloto de F1 Pedro Diniz) y ha sido usado en track days. No es un museo con ruedas, sino una máquina que ha seguido rugiendo con el paso de los años.
El precio no está publicado, pero si nos basamos en lo que se pagó por otro CLK DTM oficial (el de Marcel Fässler) en una subasta de RM Sotheby’s—unos 520.000 dólares—, es fácil imaginar que esta unidad podría andar por cifras similares.
Claro, este chasis 001 no tiene historial de competición, pero lleva la decoración más icónica del DTM de los 2000 y es el coche de pruebas de un campeón. Y cuando hablamos de coches históricos, a veces la estética pesa tanto como las victorias.
Conclusión: un unicornio del DTM

Este CLK DTM es una pieza de colección, tanto para los amantes de la competición como para los nostálgicos del Gran Turismo. Un coche que no solo representa la última gran era del DTM antes de que los turismos se volvieran demasiado «GT», sino que además es un icono de la cultura del automovilismo digital.
Si tienes el dinero y un garaje con espacio suficiente, esta máquina es una oportunidad de oro. Porque como dice el refrán, «quien tiene padrino, se bautiza», y en el mundo de los mercedes icónicos, este CLK tiene apellidos de campeón.
Jose Manuel Miana es un culo inquieto amante del motor. Su filosofía es que nada es perfecto. Cuando no habla de coches, está aprendiendo sobre negocios y marketing.